IGP’s no Alimentarias
Qué son las Indicaciones Geográficas Protegidas y niveles de protección
Las indicaciones geográficas identifican a los productos como originarios de un país, una región o una localidad, donde la calidad, la reputación u otras características determinadas del producto responden esencialmente a su origen geográfico, por ejemplo, Bordeaux (vino de Burdeos), Vetro di Murano (cristal de Murano) o Prosciutto di Parma (jamón de Parma).
Las indicaciones geográficas están evidentemente vinculadas con productos agrícolas, productos alimenticios, vinos y otras bebidas alcohólicas, cuando su origen geográfico está vinculado con cualidades directamente relacionadas con el suelo o el clima (p. ej., vinos) o con una combinación de factores naturales y métodos tradicionales de transformación utilizados en la región (p. ej., Bayerisches Bier o cerveza bávara). Sin embargo, la utilización de las indicaciones geográficas no se limita a los productos agrícolas. Una indicación geográfica también puede poner de relieve cualidades específicas de un producto que, en vez de responder a su lugar de origen, se deben a factores humanos como tradiciones y técnicas específicas de fabricación. Este es el caso, por ejemplo, de los productos artesanales fabricados a mano, que, por lo general, utilizan recursos naturales locales y suelen estar integrados en las tradiciones de las comunidades locales.
Conseguir las (IGP) beneficiaría a sectores tradicionales de Castilla-La Mancha como la cuchillería de Albacete, la cerámica de Talavera, o el Mueble de Sonseca, entre otros, puesto que identificaría nuestro producto como originario de nuestra ciudad, región y país, poniendo de relieve su tradición, técnicas específicas de fabricación y su calidad. Al mismo tiempo que protege al producto, contribuiría a la creación y promoción de oficios de carácter tradicional, aportando seguridad al consumidor final.